Como líder, ¿te sientes parte de algo más grande, o vas por libre?
El 25 de Septiembre de 2015 la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad, que también tiene la intención de fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia.
La Agenda plantea 17 Objetivos con 169 metas de carácter integrado e indivisible que abarcan las esferas económica, social y ambiental.
Cinco años más tarde, vamos observando cómo los ODS (objetivos de desarrollo sostenible) se van incorporando a nuestras vidas, cómo las organizaciones generan políticas de sostenibilidad y comunican su compromiso con la agenda 2030.
Sin embargo, ¿es un compromiso real, o estamos ante prácticas de green washing? El Green Washing es un concepto que hace referencia a las políticas que se generan para lavar una imagen no consistente con el compromiso que pide Naciones Unidas.
Existe green washing cuando una empresa publica una actuación en favor de uno o varios de los objetivos de desarrollo sostenible, pero no existe una verdadera implicación con un cambio social. Existe green washing cuando la empresa dice que se compromete con la reducción de la pobreza realizando acciones solidarias con una comunidad local, y compra sus productos en proveedores que fabrican en países del tercer mundo y utilizan mano de obra infantil. Existe green washing cuando la empresa se compromete con el ODS 8 (trabajo decente) y no impulsa un liderazgo sostenible dentro de su organización, produciéndose situaciones de burn out o estrés laboral. O cuando paga a sus proveedores a 120 días, generando un empobrecimiento del ecosistema por razones de tesorería. Existe green washing cuando la empresa dice apoyar el ODS 3 (salud y bienestar) por realizar reconocimientos médicos pero no apuesta por un verdadero cuidado del empleado y sus familias, o de las comunidades con las que se relaciona.
El COVID, la economía y el cambio climático requieren mucho más que parches.
Es necesario un nuevo mindset para una gestión sostenible. Una mentalidad libre de filtros orientada al bien común. Esta mentalidad comienza en la comprensión de nuestra verdadera naturaleza. El hombre no es una entidad separada del sistema, sino que forma, insiscutiblemente, parte de él. Las crisis que estamos viviendo no se solucionan con maquillaje o green washing. Requieren una actitud regenerativa: reemplazar lo que no funciona, restaurar en caso de daños, y rediseñar la manera de hacer las cosas.
Naciones Unidas, en su guía de implementación de los ODS, indica 5 cualidades de liderazgo para lograr este cambio:
– Intencionalidad. Supone un apoyo deliberado de los ODS en la estrategia de la empresa. Implica un nivel de consciencia en sus líderes que les lleva a comprometerse de manera auténtica con el planeta.
– Ambición. Se manifiesta en una apuesta de la empresa que supera los objetivos prevalecientes en su mercado o sector, y que se plasma en actuaciones que tienen en cuenta el largo plazo.
– Consistencia. El apoyo a los ODS está integrado en las funciones de la organización y en las comunicaciones externas de esta.
– Colaboración. El apoyo a los ODS implica alianzas, incluso con otras empresas, gobiernos, sociedad civil y otros actores.
– Responsabilidad. Transparencia, gestión de riesgos, compromiso con las partes interesadas y responsabilidad ante efectos adversos (talante regenerativo).
Susana Muñoz.
Susana Muñoz, Fundadora de Ynfinit es profesora de Liderazgo Organizacional Sostenible y Responsable en el Master Internacional de Liderazgo Sostenible y RSC de OBS-Universidad de Barcelona.
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